martes, 20 de marzo de 2012

Plaza de Oriente, Madrid

PLAZA DE ORIENTE, MADRID








La Plaza de Oriente está situada en el centro histórico de la ciudad española de Madrid. Se trata de una plaza rectangular de cabecera curvada y de carácter monumental, cuyo trazado definitivo responde a un diseño de 1844 de Narciso Pascual y Colomber, heredero de varios proyectos anteriores. Uno de sus principales impulsores fue el rey José I, quien ordenó la demolición de las casas medievales situadas sobre su solar.


Está presidida por dos de los edificios más relevantes de la capital: su contorno accidental lo delimita el Palacio Real y el oriental, el Teatro Real. Su cara norte la conforma el Real Monasterio de la Encarnación al que le fue expropiado el Huerto de la Priora para integrarlo dentro de la plaza.


Además de los citados edificios, esta plaza monumental alberga diferentes jardines histórico-artísticos y una colección escultórica, en la que se destaca especialmente la efinge de Felipe IV, considerada como la primera estatua ecuestre del mundo sujetada unicamente por las patas traseras del caballo.


La idea de realizar una gran plaza junto al Palacio Real de Madrid se remonta al siglo XVIII, con el proyecto de Juan Bautista Sachetti, uno de los arquitectos del edificio , de situar una zona ajardinada en su parte oriental. 


Durante el reinado de José Bonaparte, que se extendió entre 1808 hasta 1813, se realizaron las primeras demoliciones en el entorno del palacio, dentro de un plan urbanístico de apertura del viario para toda la ciudad. 







Al impulso de Fernando VII se debieron las nivelaciones de tierras, el inicio de algunos edificios del contorno de la plaza y el derribo del Teatro de los Caños del Peral. Su proyecto, diseñado en 1817 por Isidoro González Vélazquez, tenía como eje principal la construcción de un teatro (el futuro Teatro Real) en el lado opuesto del palacio. Las obras de este coliseo comenzaron en 1818 y fueron dirigidas hasta 1831 por Antonio López Aguado, responsable de su trazado.


En 1836, durante el reinado de Isabel II se tomó la decisión de derribar los edificios comenzados en tiempo de Fernando VII y realizar un nuevo diseño, acorde con el Teatro Real. A pesar de que este edificio no se concluyó hasta 1850, su fachada occidental fue un condicionante en el trazado de dicha plaza.


En 1842 se barajó la posibilidad de realizar una plaza rectangular con cabecera curvada , cerrada por seis manzanas simétricas. Esta planta fue finalmente incorporada, aunque se redujo el número de manzanas a dos, una a cada lado del teatro.


Los jardines de la plaza han sufrido importantes variaciones a lo largo del tiempo. Hasta 1941 se disponían circularmente alrededor del monumento de Felipe IV, que ocupa el centro del recinto. En torno a la escultura del monarca estaban situadas otras 44 esculturas, correspondientes a diferentes reyes españoles, que posteriormente se redujeron a 20.


A mediados de los años noventa la plaza volvió a ser remodelada. Se sosterró la calle de Bailén que separaba la plaza de la fachada oriental del Palacio Real, para que la plaza llegara al mismo edificio, ganándose, asimismo espacio peatonal adicional alrededor del Teatro Real. 







En el centro de la plaza se encuentra un monumento a Felipe IV, considerada la obra artística más importante del recinto. Está integrada por una estatua ecuestre del monarca, realizada en el siglo XVIII por pietro Tacca y un pedestal  con diferentes motivos escultóricos y dos fuentes que datan del siglo XIX.


La estatua exuestre de Felipe IV es de bronce y está dispuesta mirando hacia el este. Fue ejecutada entre 1634 y 1640 por el italiano Pietro Tacca, al cual le enviaron como modelos dos retratos del rey pintados por Vélazquez, uno a caballo y otro de medio cuerpo. La estatua fue fundida en Florencia. El escultor contó con el asesoramiento de Galileo Galilei para que el caballo que monta el monarca pudiera mantenerse exclusivamente sobre sus patas traseras. La solución dada por el físico consistió en hacer maciza la parte trasera y hueca la delantera. Se trata de la primera escultura ecuestre del mundo con esta disposición.


La plaza alberga una colección escultórica de veinte reyes españoles, correspondiente a veinte visigodos y quince monarcas de los primeros reinos cristianos de la Reconquista. Estas estatuas, realizadas en piedra caliza, se distribuyen en dos hileras a ambos lados de los jardines centrales.


El grupo de estatuas (realizadas entre 1750 y 1753) forma parte de una serie dedicada a todos los monarcas de España mandada hacer para la decoración del Palacio Real de Madrid durante el reinado de Fernando VII. 


En un principio la idea fue que las esculturas adornaran la cornisa superior del palacio, aunque, finalmente se desistió de tal idea, siendo distribuidas, con el tiempo, por toda la ciudad, pues también se los observa en el Parque de El Retiro, en los Jardines de Sabatini, en el Parque El Capricho y en la Puerta de Toledo, y otras se encuentran en Pamplona y en Burgos.








Los Jardines del cabo Noval ocupan la parte septentrional de la Plaza de Oriente. Se extiende sobre terrenos que en su momento pertenecieron al Real Monasterio de la Encarnación que da a los jardines a través de su fachada meridional. En el lado occidental quedan delimitados por la calle de Bailén y la balaustrada que la separa de los Jardines de Sabatini, situados al norte del Palacio Real.


Los jardines de Lepanto se encuentran en el lado meridional. Como los jardines de Noval, éstos también están formados por plantaciones de plátanos de gran tamaño, además de varios cedros. Sobre ellos se alza el monumento al capitán Ángel Melger (1876 - 1909), en bronce y mármol, obra de Julio González Pola, inaugurado en 1911.


El Palacio Real flanquea el lado oeste de la Plaza de Oriente. Se empezó a construir en 1739, según planos de los arquitectos Filippo Juvara y Juan Bautista Sachetti durante el reinado de Felipe V. 


Su fachada oriental tiene una longitud de 130 metros  y 33 de alto. La conexión de esta fachada, en seis alturas con el núcleo urbano de Madrid resultó especialmente problemática, ante la existencia de un caserío de origen medieval en sus aledaños, , separando el edificio mediante una estrecha vía, actualmente conocida como calle de Bailén.






Por su parte el Teatro Real, situado en la parte oriental de la Plaza es, junto con el palacio, el edificio que más ha condicionado el trazado final del recinto. 


La decisión de construir un coliseo, en el soler del antiguo teatro de los Caños de Peral fue tomada por Fernando VII en 1817. En su diseño, el edificio se concebía como el punto de referencia de una plaza porticada, proyecto que fue abandonado cuando las obras estaban muy avanzadas, dado que desentonaba con la estética del conjunto.


El Teatro Real se inauguró oficialmente el 19 de noviembre de 1850. Ocupa una planta hexagonal irregular, a cuyos lados norte y sur se extienden dos pequeñas calles , que comunican la Plaza de Oriente con el centro histórico de la ciudad. 


Durante la remodelación de la Plaza de Oriente, en 1996, se hallaron en sus subsuelos diferentes restos arqueológicos que fueron destruidos en gran parte al considerarse de escaso valor, entre ellos los de la Casa del Tesoro (siglo XVI), sede de la administración de la Casa de Austria. Los únicos vestigios que se conservan corresponden a una atalaya musulmana del siglo XI, que se exhibe en la primera planta del aparcamiento subterráneo construido durante la reforma.





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